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Durante la última guerra carlista, el Ayuntamiento mandó quitar un barracón de madera que Ramón Elizalde había construido sin licencia en terreno comunal, junto a la fábrica de Pinaqui, en la Magdalena, destinado a recoger y guardar los bancos utilizados por las lavanderas durante su trabajo. El dueño de la construcción solicitó permiso para mantenerla, para comodidad de las lavanderas, alegando que él era "de ideas liberales y, tanto es así, que su familia ha tenido que emigrar de Lumbier por pertenecer a ese partido" (1873, AMP.: PR, Leg.7)
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