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OBS.- Al nordeste de la villa de Rocaforte o Sangüesa la Vieja, en la loma parda del monte, destaca un edificio de ventanas rectangulares, ocultador de una ermita dedicada al apóstos San Bartolomé, la más rica en leyendas de toda la comarca. el oratorio está emplazado en el ángulo noroeste de las edificaciones. Es un edificio sencillo, de planta rectangular y cabecera semicilíndrica cubierta conbóveda de horno. Su aparejo es de mampostería. Bajo el punto de vista artístico destacan unas pinturas murales góticas en el ábside, desaparecidas en gran parte y mal conservado lo que resta. Pueden ser obra de la segunda mitad del siglo XIV. Casi todos los cronistas franciscanos, desde el siglo XVÏ, sitúan aquí la primera jornada de descanso del peregrino compostelano Francisco de Asís. Se cuenta que el santo de Asís se estableció una temporada e hizo un huertecillo y plantó una morera. Cuando los frailes abandonaron el lugar, el árbol se secó. Reverdeció providencialmente de nuevo cuando regresaron los religiosos. Fundado el convento con el regio mecenazgo de Teobaldo II en 1266, la comunidad abandonó el eremitorio de Rocaforte durante más de tres siglos. El edificio se reconstruyó en 1635, se amplió después, y lo habitaron por última vez los franciscanos entres 1772 y 1821. Vendido a un particular con la desamortización, recientemente ha sido adquirido de nuevo por la orden (J.M. Jimeno Jurío. Ermitas de Sangüesa. NTCP, nº 193).
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