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Como ocurría con n, hay palabras vascas que no son de origen latino con l intervocálica (il[h]un “oscuro”, etc.). Hay que postular, pues, para el vasco ant. dos laterales, una que, como la -l- latina en préstamos, se cambió en -r-, y otra “fuerte” que, como -ll- latina, está representada por l actual. En el CSM la grafía ll se emplea con notable constancia para representar l final de palabra ante el artículo u otro sufijo: // Vasc. zabal: Monnio Zaballa (compl. 2, año 1062), Zaballa, monasterio (270, año 1087), super S. Johannem de Zavalla (37, año 945, montes de Oca), Zavallazu (278, año 1090, Burgos), Harizavalleta y Harrizavallaga, hoy Arrízala (91, año 1025), Ál., Lacuzaballa (187, año 1067, Rioja; vasc. lakhu “lago”, Axular). Actual Zaballa, monte en Valgañón (Logroño), en 1753 Zaballa en Barbadillo de los Herreros (Burgos), donde ll vasca ha evolucionado en territorio castellano como ll latina. // Domna Apalla (242, año 1079, Rubiales), vasc. ap(h)al “humilde”; también Appalla en FHC III, 168, año 1045, Albillos. // Esta duplicación gráfica indica, lo mismo que -nn, una pronunciación alargada o reforzada. Recuérdese que también en las oclusivas y silbantes el vasco ha tendido a generalizar las variantes “fuertes” (sordas y africadas respectivamente) en final de palabra. Obsérvese que la final de Larçabaig, nombre de un arroyo en territorio bearnés, muy cerca de la frontera lingüística, de *Larzabal, ha sido tratada de la misma manera que lat. ll en esa posición (Baig de valle, etc.)
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Qué: Mendia
Dónde: Valgañón (Errioxa)
Origen:
M.IFOV