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Artiza. Entre Ochovi, Atondo y Lete, sin otra edificación que una ermita de la advocación de Nuestra Señora del Rosario, una borda de uno de Ochovi y una tejería. Los árboles y pasto pertenecían al Duque de Alba; las yerbas y aguas las gozaban don José Francisco de Arraiza y otros vecinos de Ochovi, pagando 7 cahíces de tributo al Duque. Poseían algunas heredades en el desolado, varios de Anoz, Atondo, Lete y Oiza, y el monasterio de Irache (por la Granja de Yarte, en sus proximidades)
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