Euskaltzaindia, desde su constitución, ha dado prioridad al ámbito de la lexicografía. De hecho, para una academia de la lengua, la elaboración de su propio diccionario se encuentra entre sus obligaciones más fundamentales. En 1920, la recién creada Academia de la Lengua Vasca constituyó cinco comisiones de trabajo, una de ellas fue, como no podía ser de otra manera, la denominada Departamento de Lexicografía (Iztegisaila).
En 1955, Euskaltzaindia encargó al académico Koldo Mitxelena la actualización, corrección y complementación del Diccionario Vasco-Español-Francés elaborado por Resurrección María Azkue (1905-06). Mitxelena pronto reparó en que para completar el diccionario era imprescindible realizar un profundo trabajo de investigación que debía ser acometido por amplio grupo de trabajo, más que por una sola persona. Aquellos fueron los primeros pasos de lo que más tarde sería el Diccionario General Vasco.
Mientras tanto, Euskaltzaindia también se dedicó a la elaboración de diccionarios a otro nivel, confeccionando pequeños diccionarios y vocabularios especializados por áreas temáticas. La Real Academia de la Lengua Vasca inició a finales de los años 60 la elaboración de diccionarios por ámbitos de conocimiento, tales como: geometría y geografía, construcción, derecho, música, arquitectura, matemática, técnica científica, banca, arte, administración y comercio. Durante la siguiente década se publicaron los primeros ejemplares de Nomenclátor de comercio (1974) y Diccionario escolar de hasta ocho años (1975).
Además del ya finalizado Diccionario General Vasco Euskaltzaindia cuenta con otros dos importantes proyectos: Diccionario de Euskaltzaindia eta Diccionario del Euskera unificado.
La Biblioteca y Archivo Azkue está al servicio de Euskaltzaindia. Además, está abierto a todos los investigadores e intenta fomentar la investigación y ayudar en la difusión de los temas culturales vascos, en el marco de sus posibilidades.